martes, 9 de diciembre de 2008

REFLEXIONES - Experiencia Transformadora

Desde Guatemala – por Virginia Gálvez – Psicóloga - Área de Dignificación (GAM)

EXPERIENCIA TRANSFORMADORA

Cuando se analiza la historia de GAM como organización de derechos humanos, se puede observar que parte de la necesidad que compartimos de ser acompañados, sobre todo en las tragedias como lo es en este caso, la desaparición forzada.

Actualmente, la dignificación de las víctimas o sobrevivientes del CAI es lo que se pretende, no solo con un resarcimiento económico y material, sino con la satisfacción de esta necesidad, negada por mucho tiempo por el Estado.

El área de Dignificación de GAM ha podido comprender con la experiencia en este tema, que este trabajo aunque poco interpretado o percibido, no debe ser menospreciado ya que tiene un valor integrador y de coherencia en el proceso de dignificación.

Un ser humano a quien el Estado siempre le ha negado sus derechos, lo ha encasillado como una subclase y en lugar de protegerlo lo ha perseguido buscando su destrucción, tiene derecho a un acercamiento y reconocimiento consciente, respetuoso y empático, que logre un tipo de relacionamiento restablecedor de la confianza en sí mismo y en su contexto, para incidir en instituciones y en el Estado mismo, de manera que el conocimiento de su historia, subjetividad y realidad, transforme su propia percepción y la de su comunidad ante el mundo, rompiendo con estructuras jerárquicas, excluyentes y represivas.

En este sentido se ha logrado: La valoración de lo subjetivo, sobre todo con los comentarios que líderes y miembros de grupos atendidos han manifestado, “Aunque ustedes no nos traen dinero o ayuda, vienen a estar con nosotros y a compartir, eso nos ayuda a seguir adelante”.

Ese “estar con nosotros” implica muchos roles a la vez: Orientación, amistad, compañerismo, complicidad etc.; donde las emociones y sentimientos no pueden excluirse porque no se refiere a un contrato terapeuta-paciente, sino es mucho más, es una relación entre humanos/as. Todo esto incide en un volver hacia el otro/a, ya que el “estar” se torna muy importante y el aislarse no es una posibilidad.

Podrían mencionarse muchos logros basados en historias de vida y lucha que se han atestiguado; pero tal vez el más importante es el fortalecer el autoreconocimiento de logros y esfuerzos como individuos y comunidad, que contribuyen a un empoderamiento posterior.

Las dificultades son muchas, inclusive de mas de 500 años de antigüedad y que necesitan una cantidad similar de años para superarse por completo, eso si se sigue manteniendo viva esta esperanza.

Para enumerar algunas de estas dificultades:
1. La percepción del Estado que el resarcimiento a víctimas del CAI, es un acto de benevolencia y no una obligación que debe cumplir.
2. La impunidad vista ya no como excepción, sino como norma y que impide un reconocimiento de dignidad en su justa dimensión.
3. La burocracia del sistema que hace largos los procesos y llenan de frustración, enojo e impotencia entorpeciendo así, el trabajo psicosocial.
4. La destrucción del tejido social, fruto de las estrategias utilizadas por el Estado para mantener el orden imperante, que imposibilita la organización comunitaria y el desarrollo concebido desde la misma; pero sobre todo el olvido intencionado que produce más daño de lo que se pretende olvidar.

Así los retos son muchos, los logros valiosos y la experiencia transformadora; por ello vale la pena seguir adelante.

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