Reflexiones por Jorge Osorio. ICAE
Con la presentación del Informe del HLP hace unos días ha concluido una
fase del proceso de diseño, debate y acuerdos del llamado post 2015.
Actores sociales locales y globales han reaccionado ante los contenidos y
las metas propuestas en tal Informe. Sin embargo, junto a estas
controversias por los contenidos se ha reparado de manera importante en los
procedimientos y en las consultas. En un mundo globalizado en las
manifestaciones de las demandas sociales, activo en las redes e informado a
través de observatorios y portales que monitorean a los organismos
internacionales y a los gobiernos, no parece sencillo que los procesos como
los del post 2015 se realicen con metodologías poco claras, sin distinguir
actores claves y homogeneizando los focos temáticos sin considerar las
temáticas particulares que movilizan a las diversas regiones del mundo.
Siendo la pretensión del post 2015 tan ambiciosa como la de generar alianzas
y consensos globales sobre las metas del desarrollo sustentable y de la
lucha contra la pobreza y las desigualdades, no podrán dejarse en manos de
un simple voluntarismo cosmopolita los procesos de consultas y de
canalización de las demandas y requerimientos de la sociedad global
organizada en redes, plataformas, movimientos ciudadanos, entre otras
modalidades. Un tema clave de las agendas globales en la actualidad es,
precisamente, la configuración de los nuevos mapas de la manifestación
ciudadana. Ya no bastará con las opiniones expertas o la sola capacidad de
los profesionales de los organismos internacionales para pulsar el estado de
ánimo global de los ciudadanos-as. La situación de los movimientos sociales
en los últimos años y su capacidad de incidir en las dinámicas políticas
nacionales exigen que el proceso post-2015 tome en cuenta estas experiencias
y sus saberes. Más aún cuando lo que se prevé para las próximas etapas del
proceso 2015 es los desarrollos de alianzas ciudadanas que pondrán con
fuerza en el debate asuntos que han sido insuficientemente tratados en el
Informe final del HLP, o bien enmarcados en viejos paradigmas mercantilistas
que no dan cuenta de la necesaria transición a nuevos modos de entender y
vivir la vida humana y la sustentabilidad del planeta.
Algunos de estos asuntos, incluso, ya han sido contestados desde los propios
organismos internacionales dedicados al estudio y formulación de políticas
de Desarrollo, que han visto en el informe del HLP una propuesta aguada (
liviana) ante los desafíos estructurales que enfrenta la organización de la
economía mundial y la gobernanza medio ambiental. Movimientos ciudadanos han
puesto el foco del análisis crítico en la disminuida propuesta de promoción
de los derechos sociales y de sus correlatos de cumplimiento y exigibilidad
pública, así como en las subordinadas capacidades de los Estados para
impulsar la cohesión social, el trabajo decente y la creación de capacidades
educativas de los ciudadanos-as.
No es nuestro interés en este texto hacer un repertorio de los temas que
han sido controvertidos luego del informe del HLP. Sin embargo, nos parece
importante numerar algunos de ellos, tales como:
-La necesidad de transitar del paradigma de la satisfacción de necesidades
básica para definir las nuevas Metas del desarrollado a un paradigma de
generación de transformaciones que permitan cerrar las brechas estructurales
que produce el modelo neoliberal y lograr sociedades justas, inclusivas y
democráticas
-La necesidad de superar las mediciones del desarrollo basadas en el PIB
para asumir la integralidad del bienestar humano y su correspondiente
sustento en el cuidado del medio ambiente, en la seguridad alimentaria, en
la gobernanza global de bienes públicos como el agua y el clima y en la
distribución social del conocimiento a través de sistemas educacionales que
respondan al derecho a la educación durante toda la vida
-La necesidad de universalizar como metas vinculadas al desarrollo de los
derechos humanos, ámbitos como la creación de capacidades humanas para el
ejercicio de la ciudadanía democrática, la justicia de género y la
no-discriminación, el combate al racismo y la plena incorporación de las
comunidades indígenas a sociedad multiculturales que reconozcan la
diversidad cultural y lingüístico.
-La necesidad que las nuevas Metas estén sustentadas en una nueva
generación de políticas públicas que justifiquen sus goals en acuerdos sobre
el sentido del desarrollo humano, y permitan la apertura de un ciclo de
economía sustentable basada en la distribución equitativa de los beneficios
de lo público y el fin de la dictadura del poder financiero y rentista.
¿Cómo avanzar en este proceso post 2015?
En primer lugar, considerarnos y exigir tal reconocimiento como legítimos
actores/as del proceso, cuestionar la mera consulta como mecanismo de
participación, establecer alianzas globales con los movimientos ciudadanos
y buscar consensos reformadores con gobiernos dispuestos a ser sujetos de un
nuevo ciclo de las políticas de Desarrollo. Será preciso fortalecer los
movimientos locales con las dinámicas y propuestas de los movimientos
globales, así como vitalizar el trabajo global con las buenas prácticas
locales.
En este proceso será muy importante avanzar en la disputa del marco de
sentido que se le dé al debate y a los acuerdos del Post-2015. Metas
definidas bajo viejos y conservadores marcos estarán condenadas a ser
superadas por la complejidad que exigen las respuestas a los desafíos de la
gobernanza de la política, de la economía y de los bienes naturales. Si se
volviera a ratificar que las fuerzas del mercado son la única vía para dar
el salto civilizatorio, o bien que el capitalismo verde y el altruismo
ecológico de las empresas son el camino que asegura la salud del planeta,
deberíamos estar preparados/as para señalar que las nuevas Metas, como
expresión de un consenso global, han sido un fracaso.